"En el principio Dios creó los cielos y la Tierra. Y Dios contempló todo lo que había llevado a cabo diciendo: "He aquí unos excelentes resultados". Y tras aquella jornada de trabajo concluyó el Sexto Día. Al Séptimo Día, Dios descansó.
Entonces su Arcángel se le aproximó preguntándole: "Dios, ¿cómo sabes que lo que has creado es excelente?, ¿bajo qué criterios puede hacerse semejante aseveración?, ¿en qué datos se basa tu juicio?, ¿no eres parte demasiado interesada en el asunto como para formular una evaluación justa e imparcial?. Dios meditó sobre estas cuestiones durante todo el día y volvió a descansar, no sin gran turbación.
Al Octavo Día Dios exclamó: "Lucifer, ¡vete al infierno!". Así nació la evaluación en un momento de gloria y esplendor...
Bajo ese legado seguimos actuando".
De la obra de Halcolm, La Verdadera Historia del Paraíso Perdido (Adaptado de Patton, 1987, p.9).